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Transmutation, CYFEST, Yerevan

 Maria Cristina Finucci 

 

Los objetos producidos industrialmente son extremadamente vulnerables porque constantemente son descartados y tirados por los seres humanos. Tanto el hombre como las mercancías son víctimas de la cultura del consumo.

Estos objetos rechazados finalmente se destruyen en pedazos pequeños y se fusionan entre sí, alcanzando una situación de entropía.

Sin embargo, con la ayuda de la inteligencia artificial, estos objetos logran organizarse en una nueva forma de vida.

Hace casi diez años, respondiendo a la pregunta planteada por Carolyn Christov-Bakajev: “¿Qué siente un objeto cuando es destruido?” en el catálogo de Manifesta 14, respondí: Un objeto, cuando es tirado, pierde su forma y entra en una especie de “colonia de leprosos”—como considero las Islas de Plástico—siendo así expulsado de la vida de los seres humanos. En una sociedad capitalista, el valor de los bienes de consumo coincide con su costo. Su vulnerabilidad está determinada por su precio: cuanto más bajo es el costo, mayor es la vulnerabilidad. En algunos casos, no es ni siquiera la preciosidad del material en sí, sino simplemente el precio el que determina su valor.

Se tira una pajita, pero no un objeto costoso, aunque ambos estén hechos de plástico.

Esto tiene una analogía con la vulnerabilidad humana.

Mi pregunta hoy es:

¿Qué siente un objeto cuando, después de ser destruido, haber sufrido una metamorfosis y haber recuperado fuerza, vuelve a formar parte del ciclo de la vida y del universo? ¿Cómo se siente cuando, después de su muerte aparente, resucita en una forma de vida diferente? ¿Sigue habiendo en él algún recuerdo de su vida anterior?

En 2014, para una instalación en el Museo MAXXI de Roma, abrí la primera Embajada del Estado de las Islas de Plástico. Para esta ocasión, realicé un censo de miles de objetos plásticos diferentes que, después de su uso, podrían acabar en el Estado de la Basura, y expuse sus fotos en las paredes de la Embajada. Cada uno fue catalogado y tiene un número progresivo. Para el CYFESTIVAL en Ereván, mostré miles de objetos después de su transformación de mineral a orgánico.